Que ganas, cuantas ganas, muchas ganas,
Que miedo, cuanto miedo, mucho miedo
Que curiosidad, cuanta curiosidad, mucha curiosidad.
No tenés idea de lo que resuenan tu palabras en mis oídos; cosa complicada por demás, porque no te escuché, pero te leí. Pero mi mente está así, al punto de imaginar una voz no escuchada, de ver una mirada nunca vista.
Igual te pido públicamente disculpas, por meterte en este berenjenal mental que yo mismita he creado, pero es que estabas en el momento indicado y en el lugar indicado (para mí, pero seguro que vas a empezar a pensar lo contrario... any time soon).
Si no doy señales por un tiempo, no es sólo porque me he visto tapada por mis ocupaciones diarias, sino que es porque no se ni cómo ni por dónde seguir...