Ayer fui a la 32ª Feria del Libro de Buenos Aires, con la srita María y arrastramos a su muy paciente hermana, Gisela (hay que culturizar a la plebe caracho!!!). Llegamos a las 14 hs y la cola para sacar las entradas era de una cuadra, más o menos (igual habremos esperado 15 minutos, no más). Eso es lo bueno de La Rural, que a pesar de que había gente como pa' hacer dulce, se puede caminar tranquilamente por los pasillos.
Había de todo y para todos y con bastantes buenos precios, no como hace un par de años atrás, la del 2003 específicamente, que estaba re vacía y terriblemente cara.
Lo más: Las viejas paquetas de Palermo post tea time y el turco que nos mando a hacer cursos de cocina.
Lo menos: el incidente del celular.
Nos fuimos alrededor de las 20 hs y, sin embargo, nos falto medio pabellón amarillo... no nos daban más la piernas!!!
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