Es inevitable.
Cuando todo lo que creías perfecto se desarma, es muy difícil volver a sentirte bien sin esa sombra que te recuerda que en algún momento las cosas pueden cambiar.
Pueden. Esa es la palabra clave.
Poder no significa deber. Ni implica que vaya a suceder, pero la sensación es inevitable.
¿Es inevitable?
Pareciera que si, pero es cuestión de ver a través de la nube. Notar que hay otra persona dispuesta a hacer que no se desarme, que no se caiga ni el más mínimo de los tornillitos.
Para eso estoy hoy.