Yo me pregunto: ¿será una disciplina, un modo de vida o simplemente un don de la naturaleza?
Estos seres habitan en todos y cada uno de los rincones del planeta y cada vez que alguien abre su boca para decir algo, lo que sea, surgen de la nada, con su sonrisita entre dientes, listos para hacer sus comentarios fuera de lugar.
No les importa el tema: uno puede hablar de fútbol o de actualidad política, que a ellos no les importa ya que son expertos en poner palabras jamás dichas en bocas de otros, torciendo totalmente el sentido de lo enunciado hacia los rincones más oscuros, en absoluto imaginados.
Estos peculiares individuos suelen esconderse bajo una máscara de niñ@ ingenu@, en extremo difícil de identificar a simple vista, que sólo se sacan en el momento oportuno: el de deslizar sus chistes fáciles y comentarios retorcidos, dejando mal parados incluso a sus mejores amigos. Estoy segura que en cada familia, en cada grupo de amigos y trabajo existe al menos uno; cuando no son varios y se juntan para aprovecharse de cada situación. Por supuesto, hay algunos más activos que otros. Es decir, hay quienes reaccionan con cualquier palabra insignificante y ahí no más comienzan con sus risitas y gestitos.
A quienes les moleste de sobre manera estos personajes, se les ruega tener a bien no dejar frases inconclusas ni palabras con tonos dudosos que puedan legar a ser utilizados por estas aves de rapiña, ávidas de palabras moribundas.