Siempre la consideré cómo el elemento más poderoso que tiene la naturaleza para regularnos: Nos da la vida, proveyendonos de 9 meses de comodidad en el vientre materno, liberando oxígeno, haciendo que todo crezca.
Y también nos la quita, como si nada, así de fácil, con una tormenta, con una inundación.
Siempre me gustaron los días de lluvia, que otro remedio me queda, si vivo en uno de los rincones más húmedos del planeta. Además, todo tiene otra luminosidad cuando llueve, esa cortina gris que nos muestra las cosas como son en realidad.
Yo te la regalé un jueves, la recorté, la pegué y le puse moñito, sólo porque vos querias que llueva. ¿No fue suficiente? ¿Tenía que llover ayer también?