Es por ello que apelo a la indiferencia para evitar estallar (desde el oceano?) y a la música, para relajarme. Pero no siempre se puede, a veces las cosas me superan y el monje zen que habita en mi interior me caga a bastonazos y no puedo mas que decir(te):
Por que no te vas a sacar los encarnados pelos del otro, pelotudo?!?!?!