El movimiento Slow Food (comida lenta) fue creado en 1986 por el periodista y sociólogo italiano Carlo Pertini en Bra, su ciudad natal, una pequeña localidad de 28.000 habitantes entre Torino y Genova. Esta iniciativa que propone una calidad de vida basada en el gusto por la buena comida, la recuperación de la producción alimentaria artesanal y la pequeña agricultura, surgió bajo el lema: “Luchar contra la erosión culinaria y combatir los demonios de la comida rápida (fast-food)”, cuando la cadena Mc.Donald’s instala su primer local en Roma. Este movimiento que intenta restituir la dignidad cultural a la comida, promover la educación del gusto y luchar por la defensa de la biodiversidad, se extendió rápidamente por toda Italia y cuenta hoy con más de 750 “conviviums” en todo el mundo. Pero la cosa no quedó allí, ya que esta misma filosofía que surgió a partir de una manera de comer y de tratar de cambiar el mundo desde la alimentación, se trasladó al resto de las actividades cotidianas. Así, Bra se autoproclamó por decreto como la primera Slow City (ciudad lenta), y en un gesto simbólico retrasó 30 minutos el reloj de la iglesia para demostrar que lo menos importante era el tiempo.
El movimiento es una reacción, no sólo a la comida industrial, sino también a la vida mecánica. Para la metalidad moderna, el cuerpo parece ser una máquina productiva a la que hay que llenarle el tanque con calorías y algún aditivo extra de vez en cuando. Además del espíritu combativo, Slow Food es una buena excusa para exender una sobremesa agradable, al fin y al cabo, ¿quién quiere restringir el universo de sensaciones a 4 o 5 super combos?
http://www.slowfood.com