Una vez más entro a tu mundo, Julio, y no puedo salir...
Me enfrento a este mundo con la esperanza (la del cronopio) de encontrar a nuestra Maga... y, sin embargo, ni un Oliveira malhumorado (“Me ayudarías si me cambias la cabeza”, nos dijo una vez). Nos encuentra, en cambio, la cruda realidad, llena de palanganas acuosas y piolines que nos enredan y atan nuestro espíritu...